El patriarcado y el capitalismo nos han sumido en una serie interminable de crisis: guerras, inflación, pandemias, colapso del sistema sanitario, la crisis climática hace estragos sin cesar, especialmente en el Hemisferio Sur. Todas estas crisis que definen nuestro presente golpean con más fuerza a FLINTA* (mujeres, lesbianas, inter*, no binarias, trans*, agénero) por diferentes motivos. Al final, todos estos acontecimientos se deben a patrones patriarcales y capitalistas.
Pero en toda crisis existe la posibilidad de un nuevo comienzo radical. Las crisis pueden ser una llamada de atención para romper con un sistema arraigado. ¡Es hora de expropiar el patriarcado!
El patriarcado siempre sigue una lógica de dos géneros: masculino y femenino. Utiliza la devaluación de todo lo que tradicionalmente se considera femenino para mantener su poder. Las consecuencias de esto incluyen: bajos salarios en las profesiones de cuidados, la clasificación del trabajo de cuidados familiares como un asunto privado, la criminalización de los abortos, los feminicidios. Además, las personas queer que no encajan en estas ideas de dos géneros y/o heteronormativas, están expuestas a una violencia adicional. Esto es evidente, por ejemplo, cuando a las personas trans* se les niega su identidad o son objeto de agresiones físicas continuas. Y los que no pueden o no quieren identificarse claramente como hombres o mujeres caen constantemente en las redes burocráticas.
Por expropiación entendemos arrebatar al patriarcado, el poder sobre los recursos materiales y abolir definitivamente sus modelos de pensamiento discriminatorios. Sólo así podremos configurar una sociedad que ya no discrimine a FLINTA* y que ponga fin a la explotación capitalista del planeta. Instituciones como la vivienda, los hospitales, el transporte o el suministro de energía deben socializarse para ofrecer un acceso justo a todas, todos y todes. Debemos oponernos solidariamente a formas de discriminación como el sexismo, la queerfobia, el racismo, el antisemitismo y otras, y trabajar activamente para desaprenderlas de nuestra sociedad.
Podemos encontrar modelos para forjar un futuro feminista en los movimientos internacionales de liberación. Ya sea en la huelga de mujeres islandesas de 1975, en la banda india Gulabi o en los acontecimientos actuales de Irán y el Kurdistán.
Tomemos ejemplo: ¡salgamos juntos a la calle el 8 de marzo!